19 mar 2011

Espero curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Hoy la luna hermosa que se posó como un cuadro en mi balcón me sedujo a la poesía de Jaime Sabines, mi primer poeta que logró atraparme con sus lineas hace apenas 1 año y medio. Por Sabines mi mente se extendió a un nuevo mundo de lectura, a la lectura de la poesía teniendo al día de ahora

mi selección de poetas preferidos (Pablo Neruda, Sor Juana Ines de la Cruz y Mario Benedetti) que con ayuda de mi adorable maestra de literatura me ayudó a comprender, interpretar y a desear.

Este poema lo he puesto por ser el primero que leí de el, así tambien en honor a mi maestra que tanto me enseño y que es fiel seguidora a sus escritos.

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